La familia patriarcal

Cómo en muchas sociedades preindustriales, en el Próximo Oriente Antiguo la familia constituía para el individuo un marco de referencia fundamental que le asegura la existencia material y la identidad social ante sus semejantes, de tal forma que la situación de alguien sin familia era considerada como sumamente miserable. En gran parte era debido a que la filiación, al establecer la descendencia y, a través de ella, la herencia, garantiza la transmisión de los medios de subsistencia en todas las civilizaciones agrícolas, sin la cual sería imposible la reproducción social de las condiciones de existencia. Por otro lado, la familia era el contexto en el que se realizaban los vínculos que garantizaban la solidaridad social. Al mismo tiempo en la familia se realizaba el aprendizaje por parte de los individuos de las normas y pautas establecidas por la sociedad, y proporcionaba la fuerza de trabajo que ésta precisaba.

Se trataba de familias de carácter patriarcal. Aunque la matrilinealidad parecen haber existido en algunas condiciones, como por ejemplo en la más antigua realeza hitita, las familias patriarcales eran predominantes por doquier, tanto en ambientes nómadas como sedentarios. Ahora bien, no todas las familias patriarcales eran similares, por lo que podemos distinguir entre la familia extensa o amplia y la familia restringida o nuclear. Esta última acoge a los esposos y sus hijos, mientras que la familia patriarcal extensa es aquella que comprende el agrupamiento de la esposa y los hijos en la residencia del padre del marido. Dicho de otra forma, se trata de grupos domésticos estructurados en núcleos de padres, hermanos e hijos residentes en un mismo lugar. Cómo y por qué se estructuraron este tipo de familias es aún objeto de estudio y de discusión, si bien una conocida linea de pensamiento antropológico establece sus causas en la necesidad de cooperación de los varones del mismo grupo ante detrrminadas situaciones productivas y de conflicto con otros grupos cercanos. Al quedar estructurados los grupos domésticos en torno a un grupo de padres, hermanos e hijos se facilita la cooperación en la obtención de los recursos propios y el apopyo mutuo en los combates contra aldeas vecinas, en un contexto de marcada territorialidad y frecuentes disputas por los recursos.

La creación de la familia patriarcal.
Parece que, junto con el pastoreo, la temprana adopción de técnicas de cultivo intensivo y de regadío entre las poblaciones del Próximo Oriente Antiguo incidió notablemente en una forma de división del trabajo que acentuó la importancia económica de los varones. Estos "por término medio son más fuertes físicamente que las mujeres; y debido a su corto compromiso temporal con la reproducción y cuidado de los hijos, tienen además mayor movilidad. Debido precisamente a esas propensiones naturales, son los encargados de cuidar a los animales domésticos grandes en las sociedades dedicadas al pastoreo. La utilización de la fuerza de los animales es simplemente una ampliación de las actividades del pastoreo hasta un terreno de trabajos pesados reservado también a los varones: la preparación de la tierra para la siembra. Del mismo modo para cavar y conservar las zanjas necesarias para el regadío hace falta bastante fuerza y tiempo, y es un trabajo que suele realizarse a considerable distancia de la vivienda. La división del trabajo que convirtió al varón en proveedor y a la hembra en encargada de las tareas domésticas apareció con el cultivo intensivo por la simple razón de su eficacia" (Martin y Voorhies: 1978, 258) y vino así a sumarse a las condiciones que habían implicado previamente una subordinación de las mujeres frente a los varones, tal y como ya ha sido expuesto en el segundo capítulo del primer volumen de esta misma obra, y tuvo como consecuencia el reforzamiento de la autoridad del padre dentro de la familia patrilocal. Por otra parte, parece seguro que la situación de absoluta dependencia que adquirió la mujer en el seno de la familia patriarcal no obedeció a una sola causa.

Por importante que fuera el papel económico desempeñado por los varones, otros factores debieron también haber tenido su importancia. La práctica de establecer alianzas y vínculos de solidaridad con otros grupos de parentesco mediante el matrimonio exógamo, que implicaba el intercambio de mujeres, contribuyó sin duda a mermar su independencia, al extraerlas de su propio grupo de parentesco para insertarlas en otro ajeno al suyo. Además, el intercambio de mujeres implicaba una cierta cosificación de su sexualidad, que pasó a ser concebida como una mercancía para disfrute del varón. También el auge del militarismo, impulsado por los conflictos territoriales, debió tener su incidencia, si consideramos la práctica generalizada de violar y convertir en cautivas a las mujeres del enemigo (Lerner: 1990, 138 y 145). De ahí podría haber derivado la institucionalización del concubinato, que pasó a ser el instrumento social mediante el que se integraba a las cautivas dentro de las casas de sus apresadores, a los que aseguraban sus servicios y los de su descendencia, si bien el empobrecimiento paulatino de la población campesina pudo haber constituido, con gran seguridad, otra importante fuente de obtención de concubinas.

Evolución histórica de la familia patriarcal.
Aunque el ordenamiento patriarcal y patrilineal de la familia aparece como preponderante en el Próximo Oriente Antiguo, ello no quiere decir que poseyera un carácter inmutable. Por el contrario, la familia patriarcal estuvo sometida a tensiones internas y contrapuestas que configuraron su aspecto según los casos y épocas. Los resultados de tales tensiones se plasmaron en modificaciones significativas de la libertad de la esposa y los hijos. Así, una atenuación clara del poder paterno, o una afirmación del mismo, se produce según como se agrupe residencialmente la familia (Fales: 1987, 208). A su vez esto se hallaba condicionado por otra serie de factores de índole social y económica.

La familia amplia o extensa, en la que el control patriarcal era más intenso y se ejercía sobre más miembros, sufrió una serie de vicisitudes en el tiempo (auge, retroceso, nuevo auge, etc) y en los distintos marcos propios del dimorfismo que caracterizaba la sociedad (nomadismo/sedentarismo) y los contrastes residenciales (ciudad/campo), cambios que también afectaron en su estructura a la familia reducida o nuclear. En líneas generales, tras la desaparición del imperio de la Tercera Dinastía de Ur a finales de la Edad del Bronce Antiguo, allá por el tránsito del tercer al segundo milenio, la familia amplia, igualmente predominante entre las poblaciones nómadas, entró en retroceso frente a la nuclear, que fue la propia de todo el período paleobabilónico, al menos en la Mesopotamia centro-meridional. Por ejemplo, en la Babilonia de Hammurabi, según se desprende de la lectura de su famoso Código, la familia extensa se encontraba en retroceso frente al auge de la nuclear, fenómeno que estaba acompañado por una profundización del derecho de cariz individualista. Ello fue, en gran medida, consecuencia de los cambios en las formas de propiedad y las relaciones económicas que favorecieron un cierto desarrollo de la iniciativa privada y de las relaciones entre particulares. Sin embargo, la evolución diferente de las formas de propiedad en Asiria consolidó, por el contrario, el poder de la familia patriarcal. En Asiria y entre los hebreos, donde la familia patriarcal extensa parece haber gozado de mayor preponderancia, algunos aspectos de la máxima potestad del patriarca se encontraban, sin embargo, regulados por los poderes públicos, tal vez como contrapeso a su enorme poder y casi absoluta autoridad.

Por otra parte, la instalación de las tribus kasitas significó la reimplantación en Babilonia de un régimen patrimonial de índole tribal, asociado también a familias patriarcales extensas, pero en las ciudades pervivió la familia nuclear ligada a formas de propiedad individual. La posterior irrupción de los arameos en el tránsito de la Edad del Bronce a la del Hierro favoreció, a la larga, un rebrote histórico de la familia patriarcal extensa, que fue característica desde entonces de diversos ambientes sociales.